Movie poster featuring three young men standing confidently, representing urban life in South Central L.A., titled "Boyz n the Hood." The background shows a city street scene, highlighting the film's setting. The design incorporates bold text and vivid imagery, emphasizing the film's gritty narrative.

Crimen, familia y violencia: análisis criminológico de Boyz n the Hood

Sur de Los Ángeles en los años 80

Boyz n the Hood nos traslada al sur de Los Ángeles en la década de 1980. Esta zona era conocida por albergar una de las comunidades afroamericanas más numerosas del país. También fue el lugar de origen de muchas pandillas callejeras como los Crips y los Bloods, que surgieron en los años 70 como consecuencia directa de la pobreza, la discriminación racial y el crimen en el área. Desde la primera escena, la película muestra estadísticas alarmantes: “uno de cada veinte afroamericanos morirá asesinado”, y “la mayoría serán asesinados por otros afroamericanos”. Estas cifras presentan de inmediato el entorno hostil en el que los personajes deben crecer.

La vida con un solo progenitor

La historia se centra en Tre, un niño afroamericano que vive inicialmente con su madre soltera. Preocupada por su comportamiento, su madre decide enviarlo a vivir con su padre en South Central, con la esperanza de que reciba una crianza más estricta. El padre de Tre, Furious Styles, es un hombre firme y comprometido con enseñarle valores, disciplina y responsabilidad. Tre empieza a realizar tareas domésticas como parte de su formación. En contraste, sus amigos, que también viven con madres solteras, no reciben el mismo tipo de orientación ni reglas claras. Esta falta de una figura paterna estable contribuye a que muchos jóvenes se acerquen a la vida en las calles y a conductas delictivas. El enfoque de la película plantea una crítica directa a la ausencia de estructuras familiares sólidas en comunidades desfavorecidas.

Violencia entre afroamericanos

En su primera noche con su padre, Tre presencia cómo Furious dispara a un intruso. El atacante huye, y cuando finalmente llega la policía, un oficial afroamericano trata a Furious con desprecio. Este mismo policía comenta que la comunidad afroamericana es la culpable del crimen en el barrio y expresa que hubiera preferido que el intruso fuera asesinado. Todo esto ocurre frente a Tre, dejando una impresión duradera y negativa sobre las fuerzas del orden y sobre su propia comunidad.

En otra escena, Tre y sus amigos encuentran un cadáver mientras juegan. Poco después, un grupo de adolescentes afroamericanos los intimida y les roba su balón. Uno de los amigos de Tre, resentido, decide robar una tienda. Esto lo lleva a ser arrestado más tarde por la policía. A lo largo de la película, se muestra cómo la violencia no solo viene del sistema, sino también desde dentro de la misma comunidad.

Siete años después, Tre es ya un joven adulto que planea ir a la universidad. Una noche, mientras sale con sus amigos, se enfrentan a otro grupo de afroamericanos que dispara un arma automática para intimidarlos. Al huir, Tre es detenido por el mismo policía que maltrató a su padre años antes. Lo acosa e intimida sin motivo, y luego lo deja ir. Este patrón muestra cómo la violencia estructural y social lo persigue constantemente. La película transmite la idea de que Tre está atrapado en un ciclo de violencia dentro de su propia comunidad y por parte de autoridades que deberían protegerlo.

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Beca deportiva y oportunidades perdidas

Ricky, amigo de Tre, es un joven con talento para el fútbol americano. Fue observado por reclutadores universitarios y podría obtener una beca deportiva, pero debe alcanzar una puntuación mínima en el examen SAT. Su rendimiento académico es débil, por lo que su futuro depende de esa prueba. Mientras esperan los resultados, un grupo de jóvenes afroamericanos armados —los mismos que antes los habían intimidado— atacan a Ricky y lo matan. Este acto pone fin a su posible salida del barrio a través del deporte.

Tre, furioso, decide vengar la muerte de su amigo. Aunque su padre intenta disuadirlo, se une a Doughboy para buscar a los asesinos. En el camino, Tre recapacita y se baja del auto, negándose a continuar. Doughboy, en cambio, sí encuentra a los culpables y los asesina. El mensaje es claro: la violencia genera más violencia, y cada decisión tiene un costo. Al final, Ricky sí había aprobado el examen SAT con 710 puntos, lo cual le habría permitido acceder a la beca. Su muerte es una pérdida doble: de una vida y de una oportunidad real de cambiar su destino. Tre, por su parte, logra asistir a la universidad, pero Doughboy es asesinado dos semanas después. Así termina el ciclo para muchos jóvenes afroamericanos en barrios marcados por el abandono y la violencia.

Teorías criminológicas aplicadas

Boyz n the Hood es más que una historia de ficción; es un análisis sociológico de las condiciones estructurales que afectan a las comunidades afroamericanas marginadas. Muchas teorías criminológicas pueden aplicarse al análisis de los personajes y eventos del filme.

La Escuela de Chicago sostiene que los factores sociales son determinantes para la conducta criminal. En la película vemos cómo los niños crecen expuestos a violencia, abandono y falta de recursos. Sin estructuras de apoyo, muchos se convierten en víctimas o en autores de delitos. Cuando los jóvenes son abandonados por el sistema educativo, sin oportunidades laborales ni redes de apoyo, el crimen parece ser la única vía para sobrevivir o defenderse.

Otra teoría útil es la del control social de Hirschi. En la vida de Tre, el vínculo con su padre fue clave para evitar que cayera en la delincuencia. Furious representa el papel de guía, de autoridad positiva. Su presencia constante y sus enseñanzas evitaron que Tre siguiera el camino de muchos de sus compañeros. Esta diferencia demuestra que la supervisión familiar y los lazos emocionales fuertes pueden ser un factor protector contra la criminalidad.

Además, la teoría de las tensiones sociales también se hace evidente. La presión constante de vivir en un entorno hostil, sin empleo, con discriminación y violencia constante, puede llevar a decisiones desesperadas. La muerte de Ricky, la reacción de Tre, la vida de Doughboy: todos estos ejemplos se ajustan a cómo una comunidad puede moldear comportamientos de riesgo.

La película, dirigida por John Singleton, es un llamado a mirar de cerca las raíces del crimen y no solo los síntomas. Nos recuerda que detrás de cada estadística hay una historia, un joven con sueños, una madre con esperanza, un barrio con dolor. Es una obra valiosa no solo por su contenido narrativo, sino también por su relevancia como herramienta educativa y de análisis para criminólogos, sociólogos, trabajadores sociales y responsables de políticas públicas.

John Singleton, Stanley Clarke y Raoul Roach. BOYZ N THE HOOD. EE.UU., 1991.

Ver la película
Boyz N the Hood: el libro

Lectura recomendada: La historia no contada sobre la realización de ‘Boyz n the Hood’



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